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Crear anticipación es un arte [aunque no sea considerado como tal], por eso en el cine son tan conocidos las presentaciones privadas a personas del medio que puedan brindar esos “one liners” (slogans) que sirvan para promocionar un largometraje todo lo que sea necesario. En el caso de Trópico de Sangre, la anticipación fue creada por el tema que trata y claro por todo lo que envolvió dicha producción.

 

Después de 'terminada' la post-producción y de anunciado que la película estaba en los anaqueles de los medios en “Coming soon” pasaron un par de años hasta que por fin la espera por una película [de factura dominicana] sobre la vida y muerte de las hermanas Mirabal llegara a las diferentes salas de cine a nivel nacional. Lástima que la película (como en la mayoría de las ocaciones les pasa a muchas) no lleno las expectativas presentadas por la anticipación ni por un poquito.

De comienzo, “Trópico de Sangre” falla en la dirección, a eso le sigue el guión, los actores, la edición, etc. El comienzo, una visita colegial a la casa de las Mirabal en tiempo actual, no es más que una forma de enseñar que la verdadera Dedé Mirabal de alguna forma aprueba esta producción, porque otro sentido la verdad que no tiene.

“Trópico” falla en su dirección y en su guión porque el planteamiento, por casi 2 horas de película, termina diciendonos absolutamente nada. El enfoque cambia tanto que uno no sabe quién es el centro de la historia si Minerva, si Trujillo o incluso si lo es Antonio de la Maza (interpretado por César Évora) quién sorpresivamente tiene más fuerza que los dos personajes anteriores. Juan Fernández hace definitivamente el más burlesco Trujillo que se puede hacer, perfecto para una sátira bien escrita pero vergonzoso para una supuesta entrega dramática.

En el caso de las hermanas, son todas inexistentes, Minerva Mirabal tuvo la dicha de tener presencia en esta historia tal vez porque era interpretada por Michelle Rodríguez pero después ni María Teresa ni Patria fueron parte de una historia que desde su inicio parecía que no encontraba un hilo donde apoyarse.

Lo diezmada que quedó la historia y las incontables lagunas que se mostraron en dirección y en tratamiento no hacen más que confirmar los rumores de que la producción “dirigida” por Juan Delancer no fuera más que un circo en donde todo el mundo “metió la mano”. Las escenas se diferencian unas de otras y es palpable el poco conocimiento histórico que tenían cada uno de los involucrados en este proyecto, desde los actores hasta cada uno del crew.

En fin, la película solo muestra una dirección fotográfica buena y un buen esfuerzo por parte de Michelle Rodríguez. El que desconoce la historia saldrá completamente desconcertado (algo que pudimos confirmar en el Los Ángeles Latino International Film Festival) y necesitará una vasta lección de historia dominicana para entender el peso o el sentir que debía tener este 'biopic'. Por lo menos ya salimos del largometraje sobre las hermanas Mirabal, esperemos este sea un tema que pueda descansar algunos 10 o 15 años en tranquilidad.